DÍA
PRIMERO
Hecha la señal de la cruz rezará con devoción el ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas;
humildemente postrado ante vuestra divina majestad, te pido me perdones
todas las ofensas e ingratitudes que he cometido contra Ti. Conozco,
Señor, que soy indigno de parecer ante tu presencia; por lo cual vengo a
Ti por medio de tu amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí,
para alcanzarme el perdón de los pecados que yo de corazón aborrezco, y
propongo con tu gracia no volver a cometer. Amén.
Leer a continuación las lecturas y oraciones del día
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta
novena con la mayor devoción de mi alma, y responder al llamamiento que
en persona de la humilde Bernardita, habéis hecho a todos vuestros
hijos, me postro a vuestros pies para escuchar con atención vuestra voz,
exponeros mis necesidades y solicitar vuestros amorosos cuidados. No me
desechéis, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atended únicamente al
arrepentimiento que tengo por haber afligido vuestro maternal corazón y
renovado la pasión de vuestro amantísimo Hijo, acudid en mi ayuda
durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y
conseguir por vuestra intercesión el favor especial que solicito de la
Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios
recibidos (y especialmente por el que es motivo de estos obsequios)
Amén.
MEDITACIÓN
Los designios de Dios son incomprensibles. Precisamente en un siglo de
soberbia y orgullo, en un siglo de racionalismo, que pretendía haber
concluido con todo lo sobrenatural y divino; en una nación donde más se
trabajaba por extender y propagar todos los errores, que tiene por
fundamento no admitir más que el orden puramente natural, razón por la
cual se negaba no sólo el pecado original, sino hasta la elevación de la
naturaleza humana; donde no se quería admitir la intervención divina en
las cosas de. los hombres; precisamente en esa época y en esa nación, es
donde Dios Nuestro Señor quiso destruir el fundamento de todos los
errores; y para ello, se sirvió del instrumento al parecer más
despreciable. De una niña pobre, débil e ignorante, que no sabía otra
cosa que rezar el Sto. Rosario, es de quien se valió Dios para vencer al
mundo, confundir a los soberbios, humillar a los sabios y conseguir tan
señalada victoria. En Lourdes el hecho sobrenatural es permanente,
puesto que la fuente misteriosa que allí brota y los efectos asombrosos
que sus aguas producen lo evidencian; allí ha recibido el naturalismo su
más rudo golpe y la fe una confirmación maravillosa. Guardémonos de
todos los errores, que puedan mancillar en lo más mínimo nuestra fe,
avivémosla
más y más cada día y repitamos con el Profeta respecto de la Iglesia, lo
que él decía de Jerusalén: ¡Séquese, Señor mi mano derecha y quede
pegada mi lengua al paladar antes que dejar de amarte y alabarte, oh
Iglesia Santa!.
Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por
medio de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
Hace pocos años apenas era conocida en el mundo una población situada en
la falda de los Pirineos; nadie la nombraba, permaneciendo en la
oscuridad del olvido y entre las nieves que coronan sus montañas.
Pero ¡qué cambio más asombroso no se ha verificado! Hoy su nombre corre
de boca en boca, ha traspasado los montes, ha salvado las distancias, y
es pronunciado con entusiasmo y amor en América como en Europa, en
África como en Asia, y en la dilatada Oceanía, y singularmente en
Filipinas. ¿ Qué prodigo se ha obrado?
Era el once de febrero de mil ochocientos cincuenta y ocho, cuando una
sencilla y humilde niña, por nombre Bernardita, al intentar pasar el
Gave que corre al oeste de Lourdes para recoger, como su hermana María y
otra amiga de ésta, un poco de leña, entre las sinuosidades de las rocas
de Massabielle, oyó un ruido como de suave brisa, que lentamente agitaba
las ramas de los árboles. Levanta su vista, y sus ojos no distinguen
objeto alguno; se reproduce la agitación en las ramas y vuelve a mirar;
a sus ojos aparece entonces una visión celestial. Una Señora rodeada de
una claridad que brilla más que el sol, pero que ni daña ni ofusca como
éste, sino que por el contrario atrae y admira; una Señora de
incomparable hermosura, cubierta con un velo blanquísimo, mas que la
nieve que se halla en la cima de las próximas colinas, y ceñida con un
cinturón azul. Los pies de tan admirable hermosura descansan en la roca,
rozando ligeramente el ramaje de un rosal silvestre, dejando ver sobre
cada uno de ellos una rosa de oro. Sus manos cruzadas tenían un rosario,
cuyas cuentas de alabastro, engarzadas con cadena de oro, se deslizaban
entre sus dedos, guardando, sin embargo, un silencio misterioso. Los
ojos de la excelsa Señora se habían fijado llenos de benignidad en la
niña, que se hallaba asombrada, extasiada y como fuera de sí. Aquella
hizo la señal de la cruz, y la niña entonces tomando su rosario, empezó
a rezarlo, durando la visión celestial hasta que lo terminó; y
concluido, la celestial Aparición volvió a la eterna morada, de donde
había venido, dejando en pos de sí un rayo luminoso, que al poco tiempo
también se desvaneció.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh Inmaculada María! Os pido humildemente la gracia de que se
acreciente más y más cada día nuestra fe, y que obtengáis un rayo de luz
divina para los que están sentados en las tinieblas del pecado. Extended
más el reino de Dios, desterrad de entre nosotros todos los errores, y
haced que todas las personas de este mundo, tengan siempre como
su mayor gloria vivir en la fe de vuestro Stmo. Hijo y que permanezcan
unidos a la Santa Iglesia Romana hasta el último suspiro. Con este
objeto te rezamos las siguientes Avemarías y oraciones.
Tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una "VIRGEN, DE LOURDES, RUEGA
POR NOSOTROS".
ORACIÓN FINAL
Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los
hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y
dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con
vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en
la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y
saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma
las dulces y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las
cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los
goces purísimos del cielo. Amén.
Rezar la SALVE.
DÍA
SEGUNDO
Hecha la señal de la cruz rezará con devoción el ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas;
humildemente postrado ante vuestra divina majestad, te pido me perdones
todas las ofensas e ingratitudes que he cometido contra Ti. Conozco,
Señor, que soy indigno de parecer ante tu presencia; por lo cual vengo a
Ti por medio de tu amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí,
para alcanzarme el perdón de los pecados que yo de corazón aborrezco, y
propongo con tu gracia no volver a cometer. Amén.
Leer a continuación las lecturas y oraciones del día
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta
novena con la mayor devoción de mi alma, y responder al llamamiento que
en persona de la humilde Bernardita, habéis hecho a todos vuestros
hijos, me postro a vuestros pies para escuchar con atención vuestra voz,
exponeros mis necesidades y solicitar vuestros amorosos cuidados. No me
desechéis, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atended únicamente al
arrepentimiento que tengo por haber afligido vuestro maternal corazón y
renovado la pasión de vuestro amantísimo Hijo, acudid en mi ayuda
durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y
conseguir por vuestra intercesión el favor especial que solicito de la
Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios
recibidos (y especialmente por el que es motivo de estos obsequios)
Amén.
MEDITACIÓN
Uno de los documentos más importantes de la vida cristiana es la
práctica de la oración. Ella es el medio ordinario que Dios ha puesto en
manos del hombre para conseguir el remedio de todas sus necesidades.
Sube al cielo nuestra oración y baja sobre nosotros la divina compasión
y misericordia en forma de mil favores y gracias soberanas. "Pedid y
recibiréis," nos tiene dicho nuestro Divino Salvador, "Buscad y
encontraréis, llamad, y se os abrirá."
No
hay cosa que así purifique de ignorancias el entendimiento y de afectos
desordenados el corazón como la oración, la cual inflama a este con el
fuego del divino amor y llena a aquel de divina claridad y luz
celestial: es agua de bendición, cuyo riego hace reverdecer y florecer
las plantas de los buenos deseos, y lava nuestras almas de las pasiones
que tiene el corazón.
"Oremos" dijo Bernardita "y pasemos el rosario". Oremos también nosotros
con ella y seamos constantes en la oración, pues sólo así podremos
vernos libres de los lazos y asechanzas que continuamente nos está
armando nuestro infernal enemigo. Oremos sin intermisión, como nos lo
aconseja el Apóstol, y oremos con fervor, porque los tiempos en que
vivimos son malos, y la tempestad arrecia por momentos y sólo con la
oración podremos salir ilesos de entre tantos peligros a que estamos
expuestos.
Medítese sobre lo leído y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por
medio de esta novena.
PARTE HISTÓRICA
El domingo siguiente al primer día de la aparición, habiendo obtenido el
permiso la niña Bernardita de su piadosa madre, para volver a la gruta,
se dirigió a ella a la hora de medio día, acompañada de su hermana y
otras niñas. El grupo juvenil comenzó por entrar en la Iglesia para orar
un instante y llenar de agua bendita un frasquito que llevaban
preparado.
Pónense después en camino y llegan al sitio tan deseado; el sol estaba
radiante: "Oremos", dijo Bernardita, "y pasemos el rosario…" De repente,
su rostro aparece transfigurado, su mirada se ilumina, se conmueven sus
facciones: era que la maravillosa aparición acababa de manifestarse a
sus ojos. Veía a la misma Señora resplandeciente de una gracia
celestial, de una belleza sin igual. Sus pies descansaban en la roca
dentro del nicho.
"Mirad, exclama Bernardita, ahí está". Pero ¡ay! a sus amigas no les era
dado contemplar tanta hermosura, y no pudieron ver lo que extasiaba a
Bernardita. Recibiendo ésta de una de sus amigas el agua bendita, roció
a la Aparición, diciendo: "Si venís de parte de Dios, acercaos". A estas
palabras, la Virgen graciosamente se inclina varias veces y se adelanta
casi hasta el borde de la roca, pareciendo que se sonreía.
"Si venís de parte de Dios, acercaos!" repetía Bernardita; y luego
prosternándose, como subyugada por aquella inefable hermosura, continuó
rezando el rosario, que la Virgen parecía escuchar, deslizando ella
también el suyo entre sus dedos. Concluido el rosario, la visión
desapareció.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh Virgen Inmaculada, Santísima Madre mía! Ya veo las lecciones de vida
eterna que me dais en la gruta de Lourdes. Me enseñáis la práctica de la
oración tan recomendada por vuestro Santísimo Hijo; y en la especial
complacencia con que pasáis las cuentas del rosario que pende de
vuestras manos, mientras Bernardita pasa devotamente las del suyo, me
dais a entender el agrado con que miráis esta hermosa devoción y cuánto
os place que vuestros siervos os honren e invoquen con ella. Así lo haré
Señora, y desde hoy me propongo no pasar día alguno sin rezar una parte
al menos del santo rosario. Os ruego me mantengáis constante en este mi
propósito y que lo rece siempre con fervor y devoción, os saludo ahora
con las siguientes Avemarías y
oraciones.
Tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una "VIRGEN, DE LOURDES, RUEGA
POR NOSOTROS".
ORACIÓN FINAL
Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los
hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y
dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con
vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en
la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y
saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma
las dulces y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las
cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los
goces purísimos del cielo. Amén.
Rezar la SALVE.
DÍA
TERCERO
Hecha la señal de la cruz rezará con devoción el ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas;
humildemente postrado ante vuestra divina majestad, te pido me perdones
todas las ofensas e ingratitudes que he cometido contra Ti. Conozco,
Señor, que soy indigno de parecer ante tu presencia; por lo cual vengo a
Ti por medio de tu amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí,
para alcanzarme el perdón de los pecados que yo de corazón aborrezco, y
propongo con tu gracia no volver a cometer. Amén.
Leer a continuación las lecturas y oraciones del día
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta
novena con la mayor devoción de mi alma, y responder al llamamiento que
en persona de la humilde Bernardita, habéis hecho a todos vuestros
hijos, me postro a vuestros pies para escuchar con atención vuestra voz,
exponeros mis necesidades y solicitar vuestros amorosos cuidados. No me
desechéis, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atended únicamente al
arrepentimiento que tengo por haber afligido vuestro maternal corazón y
renovado la pasión de vuestro amantísimo Hijo, acudid en mi ayuda
durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y
conseguir por vuestra intercesión el favor especial que solicito de la
Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios
recibidos (y especialmente por el que es motivo de estos obsequios)
Amén.
MEDITACIÓN
Grande y sublime es el interés y solicitud de María para con los
hombres. "No sólo no me opongo", le dice a Bernardita, "a que vengan
contigo tus compañeras, sino que deseo venga mucha gente". La criatura
mas excelsa, la Reina de los Cielos, la Madre de Dios, llama a los
hombres, les invita y desea que se le acerquen y le expongan sus
necesidades con la más viva confianza, porque poderosa es ante su
Santísimo Hijo para obtener el remedio de todas ellas. Hijos de los
hombres ¿os negaréis a acudir al llamamiento de tan amorosa madre? Si
vuestra inteligencia está ofuscada por las tinieblas del error, si
vuestra voluntad está aficionada a objetos pecaminosos, si vuestro
corazón es juguete de viles y abominables pasiones, si os halláis en
grandes necesidades y aflicciones o gemís bajo el peso de molestas e
importunas tentaciones, ¿por qué no acudís a María que os llama con
aquellas
dulces palabras de su Divino Hijo: "Venid a mí todos los
que trabajáis y estáis cansados, que yo os aliviaré?.
Mas aunque la Virgen Santísima llama a todos los hombres, y a todos los
ama, Ella ha manifestado especial predilección por los congregantes que
la honran conformando su vida con las reglas de las Asociaciones o
Cofradías a que pertenecen;. y ciertamente pueden prometerse de Ella
especiales favores y más particular protección. Afiliados a sus
banderas, mostrémonos en todo tiempo verdaderos siervos suyos, no nos
avergoncemos jamás de parecer devotos de esta Señora ni de ostentar
visiblemente en las ocasiones oportunas el distintivo de tales, pues en
verdad no nos rebaja ni envilece, antes sí nos ensalza y dignifica. Ella
lo ha dicho: "Yo amo a los que me aman. Los que me esclarecen, obtendrán
la vida eterna."
Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por
medio de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
Después de oír la Santa Misa el día 18 de Febrero a las seis de la
mañana, Bernardita se dirigía a la Gruta con una señora de Lourdes y una
joven de la Congregación de María. Llegada primera la niña, se
arrodilla, empieza a rezar el Rosario, y al poco tiempo ve una luz
clarísima que iluminaba el hueco de la peña, y al momento la celestial
Visión. Oye la voz que llama, y ve que la aparición con su mano le hace
señas para que se aproxime. "Ahí está, dice a sus compañeras, (que ya lo
habían imaginado, al ver su rostro transfigurado por el éxtasis) y me
hace señas para que me acerque". "Pregúntala si le molesta que estemos
aquí contigo".
Bernardita mira a la Virgen y después de breve rato contestó: "Podéis
quedaros". Las dos mujeres se arrodillaron y encendieron un cirio
bendito, que habían llevado consigo. Adelantándose la niña, a instancia
de sus compañeras, recibiendo de éstas el papel, la tinta y la pluma que
le daban presentó estos objetos a la Aparición, diciéndole: Señora mía,
si tenéis algo que comunicarme, quisiera que tuvieseis la bondad de
escribir en este papel quién sois y qué deseáis. La Virgen se sonrió al
oír tan sencilla petición y entreabriendo sus labios dijo: "Lo que tengo
que deciros no es necesario escribirlo. Hacedme únicamente el favor de
venir aquí durante quince días." Os lo prometo, respondió Bernardita.
"Y
yo a mi vez te prometo hacerte dichosa, repitió la Virgen, no en este
mundo, sino en el otro". Bernardita, sin perder de vista la Aparición,
se volvió hacia sus compañeras, pero notó que la Virgen fijó su mirada y
detuvo largo rato su vista con complacencia en la joven que pertenecía a
la Congregación de María. "La Señora te mira en este momento." Antonia,
así se llamaba la joven, oyó con sumo gozo y como enajenada estas
palabras y vivió siempre con este recuerdo.
"Pregúntala si la molestará que vengamos a acompañarte."
"Pueden venir contigo, respondió la Santísima Virgen, no sólo ellas sino
otras personas; deseo ver aquí mucha gente."
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Virgen Santísima de Lourdes! agradecido a los innumerables beneficios
que por vuestra mediación he recibido, y especialmente al de haber
descendido del cielo a la tierra para llamarme, me ofrezco de nuevo a
vuestro servicio, y os consagro mis potencias y sentidos, prefiriendo
mil veces morir antes que ofender a vuestro divino Hijo, mi Redentor y
todo mi bien. Confirmad Señora este mi buen deseo, y haced que sea fiel
devoto vuestro en la tierra, para reinar eternamente con vos en el
cielo. Y a fin de alcanzar este favor, os saludo con las siguientes
Avemarías y oraciones.
Tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una "VIRGEN, DE LOURDES, RUEGA
POR NOSOTROS".
ORACIÓN FINAL
Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los
hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y
dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con
vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en
la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y
saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma
las dulces
y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las
cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los
goces purísimos del cielo. Amén.
Rezar la SALVE.
DÍA
CUARTO
Hecha la señal de la cruz rezará con devoción el ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas;
humildemente postrado ante vuestra divina majestad, te pido me perdones
todas las ofensas e ingratitudes que he cometido contra Ti. Conozco,
Señor, que soy indigno de parecer ante tu presencia; por lo cual vengo a
Ti por medio de tu amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí,
para alcanzarme el perdón de los pecados que yo de corazón aborrezco, y
propongo con tu gracia no volver a cometer. Amén.
Leer a continuación las lecturas y oraciones del día
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta
novena con la mayor devoción de mi alma, y responder al llamamiento que
en persona de la humilde Bernardita, habéis hecho a todos vuestros
hijos, me postro a vuestros pies para escuchar con atención vuestra voz,
exponeros mis necesidades y solicitar vuestros amorosos cuidados. No me
desechéis, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atended únicamente al
arrepentimiento que tengo por haber afligido vuestro maternal corazón y
renovado la pasión de vuestro amantísimo Hijo, acudid en mi ayuda
durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y
conseguir por vuestra intercesión el favor especial que solicito de la
Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios
recibidos (y especialmente por el que es motivo de estos obsequios)
Amén.
MEDITACIÓN
Deseo grande es el de la Santísima Virgen, que se ruegue por los
pecadores. Y ciertamente no puede menos de ser así: creado el mundo por
Dios para su gloria; hecho el hombre a su imagen y semejanza, y redimido
después a costa de la sangre preciosísima de su Santísimo Hijo, está en
el deber de honrarle, servirle y reverenciarle; pero, ¡oh dolor!, los
hombres se han vuelto contra su Dios y Señor y continuamente le ofenden.
No se puede oír sin angustiarse tantas blasfemias horribles; no se puede
mirar, sin exhalar un grito de dolor, la profanación de los santos días
del Señor, convertidos hoy por la perversión de los hombres, en días de
labor, de bacanales inmundas y orgías sangrientas. Las naciones se han
levantado contra Cristo y su Iglesia: el error y la impiedad dominan por
todas partes, y la sensualidad sube como una ola, sobre la generación
presente, amenazando sumergirla. ¿Qué hacer? Rogar a Dios... Se pierden
tantas almas todos los días… y ¿ habremos de estar ociosos? Este es uno
de los fines de esta Cofradía; pedir a Dios por los pecadores. ¿ Lo
cumplimos fielmente? ¿Dedicamos todos los días un rato de oración por la
disminución de las culpas? Meditemos en la tristeza que demostró en esta
Aparición la Santísima Virgen, y propongámonos disminuir los pecados en
nosotros y en nuestros prójimos y especialmente la blasfemia y la
profanación de los días festivos.
Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por
medio de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
La noticia de las apariciones, así como la promesa que había hecho
Bernardita de ir al lugar de las manifestaciones durante quince días, se
había extendido por toda la comarca. De todas partes acudían a la Gruta,
y millares de personas al salir el sol, el día 21 de Febrero se hallaban
reunidas, esperando ver lo que en las rocas de Massabielle se
verificaba.
La niña por su
parte, cumpliendo la promesa hecha a la Señora, y atravesando por medio
de la multitud, sin afectación pero también sin perturbarse, llega a las
proximidades del nicho. A los pocos momentos se desfiguró su rostro,
volviéndose radiante; todas sus facciones se elevan, y como si penetrase
en una región superior, expresaban sentimientos que no son de este
mundo. La boca entreabierta, estaba como petrificada de admiración; sus
ojos fijos y bienaventurados contemplaban una hermosura divina que
ningún otro veía pero que todos presentían, viéndola, por decirlo así,
en la reverberación de la cara de la niña.
A su lado se
hallaba el Dr. Dozous y al verla en esta situación, la observa
detenidamente, la toma el pulso, y después de un rato exclama: "No, esta
no es la rigidez de la catalepsia; aquí no hay excitación febril, ni el
éxtasis inconsciente de los alucinados; aquí hay un hecho extraordinario
completamente para la medicina."
En aquel momento,
la niña arrodillada da algunos pasos, y avanza en esta actitud, hacia el
interior de la Gruta. La Madre de la misericordia pareció recorrer con
mirada triste la tierra. Bernardita, al verla llena de dolor, exclama: ¿
Qué tenéis? ¿ Qué es preciso hacer?
Responde la
excelsa Madre de Dios: "Rezar por los pecadores". Entretanto el corazón
de la inocente pastorcilla se llena de amargura, por ver el dolor que
manifiesta la santísima Virgen; y la fisonomía que antes aparecía
radiante, se cubre de una indecible tristeza, al tiempo que de sus ojos
se desprenden dos gruesas lágrimas que ruedan por sus mejillas, donde se
detienen sin caer hasta la tierra.
ORACIÓN PARA
ESTE DÍA
¡Oh Madre del amor hermoso, del temor y de la santa esperanza! A
vuestros pies vengo lloroso, avergonzado y confuso. Yo soy el que con
mis pecados llené de amargura vuestro corazón y de tristeza vuestro
rostro. Mas no quiero desesperar sabiendo que sois toda benigna y que
recibís con entrañas de misericordia a todo el que acude a Vos
arrepentido. A Vos acudo, Señora, con el corazón desgarrado por el dolor
de mis culpas y resuelto a morir mil veces antes que volver a
cometerlas. Volved hacia mí esos vuestros ojos misericordiosos y
salvadme. Mirad también compasiva a todos los pecadores y atraedlos a la
gracia de vuestro Santísimo Hijo. Por la conversión y salvación de ellos
Tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una "VIRGEN, DE LOURDES, RUEGA
POR NOSOTROS".
ORACIÓN FINAL
Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los
hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y
dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con
vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en
la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y
saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma
las dulces
y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las
cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los
goces purísimos del cielo. Amén.
Rezar la SALVE.
DÍA
QUINTO
Hecha la señal de la cruz rezará con devoción el ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas;
humildemente postrado ante vuestra divina majestad, te pido me perdones
todas las ofensas e ingratitudes que he cometido contra Ti. Conozco,
Señor, que soy indigno de parecer ante tu presencia; por lo cual vengo a
Ti por medio de tu amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí,
para alcanzarme el perdón de los pecados que yo de corazón aborrezco, y
propongo con tu gracia no volver a cometer. Amén.
Leer a continuación las lecturas y oraciones del día
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta
novena con la mayor devoción de mi alma, y responder al llamamiento que
en persona de la humilde Bernardita, habéis hecho a todos vuestros
hijos, me postro a vuestros pies para escuchar con atención vuestra voz,
exponeros mis necesidades y solicitar vuestros amorosos cuidados. No me
desechéis, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atended únicamente al
arrepentimiento que tengo por haber afligido vuestro maternal corazón y
renovado la pasión de vuestro amantísimo Hijo, acudid en mi ayuda
durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y
conseguir por vuestra intercesión el favor especial que solicito de la
Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios
recibidos (y especialmente por el que es motivo de estos obsequios)
Amén.
MEDITACIÓN
Ya nos lo tiene dicho Jesucristo. "Si el mundo os aborrece, sabed que
antes me aborreció a Mí." Todo el que quiera vivir y ser de Cristo, ha
de pasar por la tribulación y por las amarguras de la persecución. El
mundo no puede conformarse con las máximas del Señor porque son opuestas
a las suyas. De aquí las ironías y escarnios de que son objeto de parte
de los mundanos los que se entregan a la devoción, y procuran santificar
su alma llevando una vida conforme a los principios del Evangelio. No
obstante, en esta lucha del mal contra el bien, no habemos de desmayar;
si el mundo nos critica, nos ridiculiza y zahiere, tenemos en cambio en
nosotros mismos el testimonio de la buena conciencia y la aprobación y
complacencia de Dios y de toda la corte celestial.
Nunca miró la Virgen a Bernardita con ojos más benignos y complacientes,
que cuando la vio perseguida y calumniada.
El
Señor envía a sus siervos las tribulaciones para probar su fidelidad,
para purificarlos más y más de sus imperfecciones y para darles ocasión
de ganar mayores méritos para la vida eterna. Las penas y trabajos de
esta vida son como el sello de las complacencias de Dios sobre un alma.
Nadie amó a Dios en el mundo ni de Dios fue tan amado como Jesús y
María, pero nadie tampoco sufrió en esta vida tanto como ellos
sufrieron.
Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por
medio de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
Los sucesos acaecidos en la Gruta eran tan públicos y extraordinarios
que nadie pudo permanecer indiferente. La impiedad, viendo progresar el
entusiasmo religioso, y deseosa de concluir con aquella manifestación de
lo sobrenatural, que eran su palmaria condenación, quiso valerse de la
fuerza y de la amenaza, como en efecto lo hizo llevando a Bernardita por
los tribunales y conminándola con penas y castigos incluso con
encerrarla en la cárcel. A la edad que tenía la niña, bien podía creer
la impiedad seguro su triunfo; pero ignoraba lo que es el poder y la
gracia de Dios, que se complace en escoger la más débil para confundir
lo más fuerte según el mundo. Así es, que a pesar de las prohibiciones
que se habían hecho a la niña, sintiendo ésta una fuerte inspiración que
la llamaba hacia la gruta, en la mañana del veintitrés de febrero, se
dirigió a ella. Arrodillada, con un cirio en una mano y el rosario en la
otra, empezó a rezarlo, cuando al poco tiempo, la multitud advierte la
súbita transformación de su rostro. La augusta Soberana del Paraíso
detuvo sobre la pobre niña una mirada llena de inexplicable ternura,
pareciendo amarla más desde que había sufrido. Luego la llamó
amorosamente por su propio nombre:- "¡Bernardita! -Aquí estoy",
respondió la niña Y la Virgen Sma. entabló con ella una conversación
íntima, y aun pudiera decirse familiar. En aquella misteriosa intimidad
le reveló un secreto para ella sola. "Y ahora," le dijo, "id a decir a
los sacerdotes que quiero se me edifique aquí una capilla." Y al
pronunciar estas palabras, la fisonomía de la Virgen Stma., su mirada y
su ademán parecían prometer que allí repartiría gracias sin cuento.
Bernardita cumplió fielmente el encargo que se la había hecho.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Santísima Virgen María, Madre mía! A vos me llego fatigado y sin
fuerzas de tanto luchar con las adversidades de la vida. Mi corazón,
cual frágil navecilla, es llevado por los vientos de las tribulaciones a
merced de las olas desenfrenadas de los vaivenes del mundo y corre a
cada momento peligro de dar en los escollos del pecado o en el abismo de
la desesperación. A vos levanto mis ojos que sois la Estrella de los
mares; mostradme el rumbo seguro, guiad vos misma la nave para que no
naufrague en el mar proceloso de las tentaciones y trabajos, sino que
llegue al feliz puerto de la salvación eterna. Para conseguir esta
gracia os saludo con las siguientes Avemarías y oraciones.
Tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una "VIRGEN, DE LOURDES, RUEGA
POR NOSOTROS".
ORACIÓN FINAL
Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los
hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y
dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con
vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en
la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y
saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma
las dulces
y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las
cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los
goces purísimos del cielo. Amén.
Rezar la SALVE.
DÍA
SEXTO
Hecha la señal de la cruz rezará con devoción el ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas;
humildemente postrado ante vuestra divina majestad, te pido me perdones
todas las ofensas e ingratitudes que he cometido contra Ti. Conozco,
Señor, que soy indigno de parecer ante tu presencia; por lo cual vengo a
Ti por medio de tu amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí,
para alcanzarme el perdón de los pecados que yo de corazón aborrezco, y
propongo con tu gracia no volver a cometer. Amén.
Leer a continuación las lecturas y oraciones del día
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta
novena con la mayor devoción de mi alma, y responder al llamamiento que
en persona de la humilde Bernardita, habéis hecho a todos vuestros
hijos, me postro a vuestros pies para escuchar con atención vuestra voz,
exponeros mis necesidades y solicitar vuestros amorosos cuidados. No me
desechéis, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atended únicamente al
arrepentimiento que tengo por haber afligido vuestro maternal corazón y
renovado la pasión de vuestro amantísimo Hijo, acudid en mi ayuda
durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y
conseguir por vuestra intercesión el favor especial que solicito de la
Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios
recibidos (y especialmente por el que es motivo de estos obsequios)
Amén.
MEDITACIÓN
Después de recomendarnos la Stma. Virgen que roguemos por los pecadores
nos recomienda también que nos arrepintamos y hagamos penitencia de
nuestros pecados. Es muy digna de consideración aquella insistente
repetición de la palabra: "Penitencia, penitencia, penitencia." Es como
el grito amoroso de alarma salido del corazón de una madre, que ve en
grave peligro a su amado hijo. Viendo en efecto desde la eterna morada
los pecados e iniquidades que continuamente se cometen en el mundo;
oprimido su corazón, de un lado por las ofensas que se hacen a Dios, y
de otro por los castigos a que se hacen acreedores los hombres; viendo
ya la divina diestra levantada para descargar el golpe sobre los
miserables pecadores, se adelanta, baja a la tierra y nos advierte con
solicitud maternal que hagamos penitencia de nuestros pecados, pues sólo
haciéndola muy humilde y dolorosa, podremos vernos libres de los
castigos que nos amenazan. Tal vez a ninguna otra época se puedan
aplicar con más propiedad que a la presente las palabras del Bautista:
"Haced penitencia, porque ya está el hacha puesta a la raíz del árbol, y
todo árbol que no lleve buen fruto será cortado y arrojado al fuego."
Grabemos en nuestro corazón estas palabras del Bautista, y hagamos una
verdadera y digna penitencia de nuestros pecados.
Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por
medio de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
Los sucesos milagrosos se imponían a todos en Lourdes y sus cercanías.
La multitud que acudía continuamente a la Gruta y las admirables
transformaciones que se referían de Bernardita, habían excitado la
curiosidad aún de aquellos que hasta entonces por un soberano desdén
hacia lo que ellos llamaban superstición, no habían querido mezclarse
con la multitud para examinar de cerca los hechos; resolvieron, pues,
acudir en adelante a la Gruta, siquiera fuese para presenciar la
decepción popular. Uno de esos espíritus fuertes o librepensadores, que
no creía en nada de lo sobrenatural acudió a la Gruta el día siguiente a
aquel en que la Santísima Virgen había encargado se le edificase una
capilla. El mismo nos va a referir sus impresiones nada sospechosas.
"Llegué," dice el Sr. Estrada, "muy dispuesto a examinarlo todo, y para
ser franco a burlarme y reírme, esperando encontrarme con una comedia o
con una farsa grotesca. Una inmensa multitud se iba reuniendo poco a
poco alrededor de aquellos lugares, admirándome interiormente la
sencillez de tantos necios y riéndome de la credulidad de una porción de
mujeres que se habían arrodillado devotamente delante de las rocas. A la
hora acostumbrada, hacia la salida del sol llegó Bernardita. Gracias a
los esfuerzos que hice, pude, no sin harto trabajo, ponerme en primera
fila, cerca de ella. Arrodillase con naturalidad sin turbarse ni
aturdirse por la muchedumbre que la rodeaba, sacó un rosario y principió
a rezarlo. Bien pronto sus ojos parecieron recibir y reflejar una luz
desconocida, quedándose fija, y deteniéndose maravillada, extasiada,
radiante de felicidad, en la abertura de la roca. Miré en aquella
dirección y nada vi., a no ser las desnudas ramas del rosal silvestre. Y
no obstante ¿qué os diré? Ante la transfiguración de la niña, todas mis
preocupaciones anteriores, todas mis objeciones filosóficas, todas mis
negaciones preconcebidas cayeron de un golpe, haciendo lugar a un
sentimiento extraordinario que me sobrecogió a mi pesar. Sentí la
certidumbre de que allí se encontraba, un ser misterioso. Súbita y
completamente transfigurada Bernardita, no era ya Bernardita; era un
ángel del cielo. Su actitud, sus movimientos, sus menores ademanes, su
manera, por ejemplo, de hacer la señal de la cruz, tenían una nobleza,
una dignidad, una grandeza tan admirable, que si en el cielo se
persignasen, solo pueden hacerlo como Bernardita en éxtasis. Yo estaba
profundamente conmovido; procuraba retener el aliento para oír el
coloquio entablado entre la Virgen y la niña, expresando ésta de
ordinario a la par que un profundo respeto una inmensa alegría, aunque a
veces una nube de tristeza venía a velar momentáneamente su rostro.
Durante todo aquel tiempo conservaba su rosario en la mano, ora inmóvil
abismada en la contemplación de aquel ser divino, ora pasándolo
irregularmente entre sus dedos, o ya tomando el movimiento ordinario."
Hasta aquí el Sr. Estrada.
En
un momento dado Bernardita se adelantó andando sobre sus rodillas desde
el punto donde rezaba, es decir, desde las orillas del Gave hasta el
fondo de la Gruta, que se hallaba a unos quince metros. Mientras subía
aquella pendiente algo escarpada; oyó de los labios benditos de la
Virgen Santísima estas palabras: "Penitencia, penitencia, penitencia,"
las cuales repetidas por Bernardita, fueron oídas muy distintamente por
las personas que se hallaban a su lado.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Postrado ante el trono de vuestra majestad, Dios mío, yo imploro vuestra
piedad y misericordia. Vengo a Vos arrepentido, como el hijo pródigo,
por haberme alejado de Vos por el pecado, y quisiera borrar con mis
lágrimas y aún con mi sangre las ofensas que os he hecho. ¡Perdón!
Señor; no lo merezco, porque muchas veces he despreciado vuestra gracia
y reincidido en las mis culpas; pero en este día siento movido mi
corazón con especial arrepentimiento de mis pecados, y deseos de no
volverlos a cometer jamás. Vos, Madre de misericordia, que no queréis la
muerte del pecador, sino que se convierta y viva; Vos que me amonestáis
por medio de Bernardita que haga penitencia de mis pecados, Vos ayudadme
a hacerla digna y cumplida de todos ellos. Y para que me alcancéis la
gracia de no volverlos a cometer, os rezo las siguientes Avemarías y
oraciones
Tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una "VIRGEN, DE LOURDES, RUEGA
POR NOSOTROS".
ORACIÓN FINAL
Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los
hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y
dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con
vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en
la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y
saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma
las dulces y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las
cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los
goces purísimos del cielo. Amén.
Rezar la SALVE.
DÍA
SÉPTIMO
Hecha la señal de la cruz rezará con devoción el ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas;
humildemente postrado ante vuestra divina majestad, te pido me perdones
todas las ofensas e ingratitudes que he cometido contra Ti. Conozco,
Señor, que soy indigno de parecer ante tu presencia; por lo cual vengo a
Ti por medio de tu amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí,
para alcanzarme el perdón de los pecados que yo de corazón aborrezco, y
propongo con tu gracia no volver a cometer. Amén.
Leer a continuación las lecturas y oraciones del día
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta
novena con la mayor devoción de mi alma, y responder al llamamiento que
en persona de la humilde Bernardita, habéis hecho a todos vuestros
hijos, me postro a vuestros pies para escuchar con atención vuestra voz,
exponeros mis necesidades y solicitar vuestros amorosos cuidados. No me
desechéis, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atended únicamente al
arrepentimiento que tengo por haber afligido vuestro maternal corazón y
renovado la pasión de vuestro amantísimo Hijo, acudid en mi ayuda
durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y
conseguir por vuestra intercesión el favor especial que solicito de la
Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios
recibidos (y especialmente por el que es motivo de estos obsequios)
Amén.
MEDITACIÓN
Muy grande y soberano es el premio que está prometido a la obediencia.
Bernardita ve el agua cenagosa, que en pequeña cantidad manaba en el
hoyo que había hecho en la tierra; oye el mandato de la Visión de beber
aquella agua y lavarse con ella y cumpliéndolo fielmente merece que la
Virgen fije en ella una mirada benignísima pagándole así con creces el
esfuerzo que hizo al cumplir su mandato. Nada costará quizás tanto a
nuestro orgullo, como habernos de humillar a confesar nuestros pecados
al ministro de Dios. Mas, ¡Oh! Si los pecadores supiesen las delicias
que están escondidas en la piscina saludable de la penitencia,
ciertamente se apresurarían a lavarse en ella y purificarse de todas sus
culpas; si conociesen el riquísimo don que Jesús les ofrece; si
acudiesen a la invitación que les hace Jesús diciéndoles: "bebed de esta
agua", se convencerían de que la alegría y paz interior que se halla en
sacramento de la penitencia, excede a toda paz y alegría humana, y que
los consuelos que proporciona, son sobre todo encarecimiento. Haced la
prueba, pecadores, y lo experimentaréis.
Que sea el principal fruto, que saquemos de esta Novena, el hacer en
obsequio a la Virgen Stma. una buena confesión antes de terminarla.
Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por
medio de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
Cada día crecía el inmenso oleaje de personas, que acudían a la Gruta.
Arrastrados por la universal admiración habían ido muchos escépticos,
librepensadores y curiosos, con el objeto de burlarse o de hallar alguna
superchería indigna. En esta disposición de ánimo se hallaban, cuando el
25 de febrero se presentó Bernardita, en cumplimiento de la promesa que
había hecho a la celestial Visión, de ir a la Gruta durante quince días;
y sobrecogidos por una emoción inexplicable, al ver a la niña, se
descubrieron y se arrodillaron como todos los demás. La favorecida
pastorcilla, sin cuidarse de nada de cuanto la rodeaba, y pensando sólo
en la celestial Aparición, se arrodilló y se puso en oración. Al poco
tiempo su faz se transforma y todos creen ver a la Santísima Virgen, en
los rayos de luz que se reflejaban en las facciones de Bernardita, a la
manera que por los rayos de luz que iluminan las cumbres de las
montañas, conocemos que el sol está presente en nuestro horizonte.
Una misteriosa conversación se advierte entre la Reina de los cielos y
la humilde pastorcita de la tierra, no desdeñando aquella comunicar a
ésta un tercer secreto, Y ahora, añadió la Virgen después de una pausa,
ve a beber y lavarte en la fuente y come la yerba que brota junto a
ella. Bernardita se quedó suspensa al oír la palabra fuente, y sin
apartar los ojos de la Virgen, se dirigió hacia el río, pues por
aquellos parajes no había más agua que la que arrastraba el Gave a
algunos pasos de las rocas.
Una palabra y un ademán de la Aparición la detuvieron en su camino. "No
es ahí" le dijo; "yo no te he dicho que bebas en el Gave sino en la
fuente que está aquí". Bernardita empezó a escarbar en la tierra, en el
lugar que le indicaba la Aparición. De improviso el fondo de aquella
cavidad abierta por la niña se tornaba húmeda. Una agua misteriosa
comenzó a filtrarse gota a gota bajo las manos de Bernardita, y a llenar
aquel hueco del tamaño de un vaso que acababa de formarse.
Aquella agua, al mezclarse con la tierra removida por las manos de la
niña, no formaba en un principio más que barro. Bernardita trató por
tres veces de llevar a sus labios aquel cenagoso líquido; pero por tres
veces fue tan fuerte su aversión, que lo arrojó sin tener fuerzas para
tragarlo. No obstante quería ante todo obedecer a la radiante Aparición,
y a la cuarta vez, venció su repugnancia, bebió, se lavó, y comió un
poco de la planta campestre que brotaba al pié de la roca.
Cuando Bernardita cumplió todas las órdenes que había recibido, la
Virgen fijó en ella una mirada llena de satisfacción y a los pocos
instantes desapareció.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Santísima Virgen María, Madre mía! Acercándome ya al final de este
novena que estoy celebrando en obsequio y honor vuestro, no quiero
resistir más a los llamamientos interiores que me incitan a sellarla con
una buena confesión de todas mis culpas. Sí, quiero confesarme bien para
recibir dignamente a Vuestro Santísimo Hijo el último día de la Novena.
Vos, Señora que me inspiráis este deseo, alcanzadme gracia para
practicarlo, a fin de que mi confesión sea grata a los divinos ojos, y
mi alma quede enteramente purificada, y lleve en adelante una vida
perfectamente cristiana y conforme con los preceptos de la ley divina.
Con este objeto os rezo las siguientes Avemarías y oraciones.
Tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una "VIRGEN, DE LOURDES, RUEGA
POR NOSOTROS".
ORACIÓN FINAL
Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los
hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y
dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con
vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en
la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y
saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma
las dulces
y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las
cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los
goces purísimos del cielo. Amén.
Rezar la SALVE.
DÍA
OCTAVO
Hecha la señal de la cruz rezará con devoción el ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas;
humildemente postrado ante vuestra divina majestad, te pido me perdones
todas las ofensas e ingratitudes que he cometido contra Ti. Conozco,
Señor, que soy indigno de parecer ante tu presencia; por lo cual vengo a
Ti por medio de tu amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí,
para alcanzarme el perdón de los pecados que yo de corazón aborrezco, y
propongo con tu gracia no volver a cometer. Amén.
Leer a continuación las lecturas y oraciones del día
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta
novena con la mayor devoción de mi alma, y responder al llamamiento que
en persona de la humilde Bernardita, habéis hecho a todos vuestros
hijos, me postro a vuestros pies para escuchar con atención vuestra voz,
exponeros mis necesidades y solicitar vuestros amorosos cuidados. No me
desechéis, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atended únicamente al
arrepentimiento que tengo por haber afligido vuestro maternal corazón y
renovado la pasión de vuestro amantísimo Hijo, acudid en mi ayuda
durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y
conseguir por vuestra intercesión el favor especial que solicito de la
Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios
recibidos (y especialmente por el que es motivo de estos obsequios)
Amén.
MEDITACIÓN
Digna de consideración es la manera de brotar el agua de la fuente
milagrosa. Primeramente empieza el agua a abrirse paso gota a gota, poco
después es ya un hilito apenas perceptible; y creciendo sin cesar llega
a formarse una fuente que arroja diariamente más de cien mil litros de
agua. La oración tiene que ser perseverante. Por eso dejan de recibirse
muchas veces las gracias y favores que se piden al Señor y a la
Santísima Virgen, porque no se piden con constancia, pues por razones
misteriosas no se conceden de ordinario sino después de instar y de
perseverar en la oración. Las gracias que uno recibe a la manera de la
fuente milagrosa, generalmente no producen cambios repentinos, por cuya
razón se ha dicho que nadie de repente se hace santo, así como ninguno
llega de un solo golpe a ser sumamente malo. Puede Dios nuestro Señor en
un solo momento concedernos gracias eficacísimas, que produzcan en
nosotros una transformación súbita, pero de ordinario nos las concede
según es nuestra cooperación y correspondencia a ellas. En todos los
días ¡cuántas veces habrá Dios tocado, nuestros corazones!... ¿Y será
posible que permanezcamos sordos y no acudamos a sus llamamientos...?
Una fuente abundante de todas las gracias tenemos en el Santísimo
Sacramento de la Eucaristía. Es el Autor de todo bien, Jesús, quien
desde la sacratísima Hostia nos dice: "Venid a Mí todos." Acerquémonos a
esta fuente del amor divino para apagar la sed que sentimos por las
cosas de la tierra, y no desear sino las celestiales y eternas.
Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por
medio de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
El agua que al principio tan tenuemente brotaba de las entrañas de la
tierra iba paulatinamente aumentándose hasta llegar a ser una fuente
caudalosa. Las gentes, impulsadas por una secreta inspiración, acudían a
beber de aquella agua, y hasta los enfermos, reputados por la ciencia
muchos de ellos, incurables, al ser bañados, sanaban de sus dolencias.
Con estos prodigios, el entusiasmo religioso y la devoción se
acrecentaban por momentos; y el pueblo, a pesar de que la Aparición no
había dicho quién era, creía que no podía ser otra que la Madre de Dios.
Bernardita, que ansiaba también saber quién era la hermosa Señora, al
verla el 25 de Marzo, como siempre, rodeada de luz indescriptible y con
una bondad sin igual, se atrevió a decirla:
"Señora, ¿tendréis la bondad de decirme quién sois y cuál es vuestro
nombre?".
La
bendita Aparición sonrió sin contestar, Animada por su benevolencia,
Bernardita insistió: "oh Señora! ¿queréis tener la bondad de decirme
vuestro nombre?" Los resplandores de la Aparición aumentaron, como si
fuese creciendo en alegría; pero tampoco respondió. Bernardita,
extasiada ante esta hermosura, redobló sus instancias, pronunciando por
tercera vez estas palabras: "Señora, ¿queréis tener la bondad de decirme
cuál es vuestro nombre?" A pesar de tantas instancias, la Aparición
permanecía silenciosa. La niña, como si una inspiración superior la
guiara, por cuarta vez dijo: "¡Oh Señora! os lo suplico, queréis tener
la bondad de decirme quién sois y cómo os llamáis? A esta última
súplica, la Aparición desplegó las manos, suspendió del brazo derecho el
rosario, abrió los brazos y los inclinó al suelo, corno para indicar las
bendiciones que derramaría sobre la tierra. Después elevándolos hacia el
cielo, pronunció con una gratitud indecible: "Yo soy la Inmaculada
Concepción."
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Oh Inmaculada María; toda hermosa, pura y sin mancha desde el primer
instante de vuestra Concepción! Alcanzadme la pureza de alma y cuerpo, y
la limpieza de toda culpa, para que pueda acercarme dignamente al
Santísimo Sacramento del altar. Si el ciervo sediento corre presuroso a
las aguas cristalinas para apagar su sed, sedienta se halla mi alma, por
acercarse a ese Sacramento de bondad y de amor. Obtenedme, Virgen Santa,
tal gracia al recibir mañana a vuestro Santísimo Hijo en la comunión,
que jamás llegue a echarlo de mi alma por el pecado, porque sin Jesús,
que es mi vida, mi dicha y todo mi consuelo, no puedo vivir, ni tener
paz en mi corazón. Para conseguir esto os saludo con las siguientes
Avemarías y oraciones.
Tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una "VIRGEN, DE LOURDES, RUEGA
POR NOSOTROS".
ORACIÓN FINAL
Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los
hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y
dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con
vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en
la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y
saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma
las dulces
y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las
cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los
goces purísimos del cielo. Amén.
Rezar la SALVE.
DÍA
NOVENO
Hecha la señal de la cruz rezará con devoción el ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío, en quien creo, en quien espero y a quien amo sobre todas las cosas;
humildemente postrado ante vuestra divina majestad, te pido me perdones
todas las ofensas e ingratitudes que he cometido contra Ti. Conozco,
Señor, que soy indigno de parecer ante tu presencia; por lo cual vengo a
Ti por medio de tu amantísima Madre, a la que ruego interceda por mí,
para alcanzarme el perdón de los pecados que yo de corazón aborrezco, y
propongo con tu gracia no volver a cometer. Amén.
Leer a continuación las lecturas y oraciones del día
ORACIÓN PREPARATORIA
¡Oh María Inmaculada, Santísima Virgen de Lourdes! deseando hacer esta
novena con la mayor devoción de mi alma, y responder al llamamiento que
en persona de la humilde Bernardita, habéis hecho a todos vuestros
hijos, me postro a vuestros pies para escuchar con atención vuestra voz,
exponeros mis necesidades y solicitar vuestros amorosos cuidados. No me
desechéis, Madre mía, a pesar de mi indignidad; atended únicamente al
arrepentimiento que tengo por haber afligido vuestro maternal corazón y
renovado la pasión de vuestro amantísimo Hijo, acudid en mi ayuda
durante esta santa novena, en la cual me propongo purificar mi alma y
conseguir por vuestra intercesión el favor especial que solicito de la
Divina Majestad y dar gracias a la misma, por todos los beneficios
recibidos (y especialmente por el que es motivo de estos obsequios)
Amén.
MEDITACIÓN
Gran consuelo es para nosotros el considerar la solicitud maternal de
María para con los hombres. Nadie puede llegar a comprender en esta
vida, todo lo que María ha hecho y hace para salvarnos. Siendo Ella la
Madre de la misericordia, como la llama la Iglesia, es el medio por
donde nos vienen todas las gracias que Dios quiere dispensarnos.
Con gran ternura las comunica al justo, para que persevere en el
servicio del Señor; con gran solicitud las procura y se las envía al
pecador, para que, aún en medio dé sus extravíos, no se endurezca su
corazón, y vuelva en sí, y se convierta y se salve. Si alguno se pierde,
no eche a nadie más que a sí mismo la culpa de su perdición, porque Dios
nos ha descubierto en su Madre en estos últimos tiempos por medio de
Bernardita, todos los tesoros de su gracia y de su amor. Nosotros que
tenemos la dicha de ser el objeto de la solicitud maternal de María y
que nos hemos consagrado a Ella ingresando en su Cofradía, conduzcámonos
como verdaderos hijos y devotos suyos, cumpliendo con las obligaciones
que contrajimos al ser regenerados en las aguas del bautismo; pues en
esto consiste la verdadera y principal devoción a María. Huyamos con
sumo cuidado y diligencia de todo aquello que puede apartarnos del recto
camino que nos conduce al cielo; de las malas lecturas, de los falsos
amigos, de las reuniones peligrosas, pues guardándonos a nosotros
mismos, Dios también nos guardará y nos sostendrá para que no caigamos
de su divina gracia.
Medítese sobre lo dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por
medio de esta Noveno.
PARTE HISTÓRICA
Dieciocho veces se había aparecido la Stma. Virgen a Bernardita, siendo
la última en el día que la Iglesia dedica en honor de Nuestra Señora del
Carmen. Multitud de gentes en muchas ocasiones habían presenciado la
admirable transformación, que causara en la niña la Aparición. Una
fuente misteriosa había brotado bajo las manos de la pastorcita, guiada
por las indicaciones de la Señora; muchos enfermos de alma y cuerpo
habían recobrado la salud; y a pesar de todo los librepensadores se
obstinaban en negarlo todo sin someterse a las pruebas, a que los
católicos les provocaban. Siempre han sido los mismos los impíos; ellos
que tanto claman por los fueros de la razón, son los que menos los
respetan en cuanto dejan de serles favorables. Mas en, lo que a la
Aparición de la Santísima Virgen de Lourdes se refiere, aún cuando
hubiesen querido perseverar en seguir su sistema sobredicho, de nada les
hubiera servido, pues los sucesos se habían verificado de una manera tan
prodigiosa, que sin remedio tuvieron que verse humillados y confundidos
sin recurso de apelación.
Desde el fondo de una roca desierta, y anunciada por la voz de una niña,
lo sobrenatural se había abierto camino, derribando todos los
obstáculos, arrastrando a las muchedumbres y conquistando a su paso
todos los corazones que de buena fe buscaban la verdad. El Sr. Obispo de
Tarbes, después de la más escrupulosa depuración de los hechos confirmó
la verdad de las apariciones por un decreto de 18 de Enero de 1862.
Desde entonces el mundo entero católico, ansioso de corresponder a los
deseos de la Santísima Virgen, ha acudido a su llamamiento y todos los
años llegan a Lourdes muchos millares de peregrinos de las cinco partes
del mundo. Nosotros en esta Novena hemos procurado también honrar a la
que descendió de los cielos para nuestro bien.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
¡Inmaculada y Santísima Madre de Dios! Altísimas lecciones me habéis
dado en esta Novena; saludables y amorosas invitaciones he recibido; no
quiero ser ingrato ni obstinado. Decididamente me propongo servir a Dios
con fidelidad, amarle con todo el afecto de mi alma, y honraros a Vos
como a Madre mía queridísima. Imprimid estos efectos en mi corazón para
que jamás los olvide; obtenedme la gracia de perseverar constantemente
en estos Santos pensamientos hasta exhalar el último suspiro de mi vida,
mereciendo, ahora y siempre vuestra protección, hasta que tenga la dicha
de gozar en el cielo de las infinitas delicias, que Dios tiene
preparadas para los que le aman. Y a fin de que estos mis propósitos os
sean más aceptables, os saludo con las siguientes Avemarías y oraciones.
Tres AVEMARÍAS, añadiendo después de cada una "VIRGEN, DE LOURDES, RUEGA
POR NOSOTROS".
ORACIÓN FINAL
Inmaculada Señora y Madre mía, por el grande amor que mostrasteis a los
hombres, dignándote aparecer en una tosca gruta e instruir a la joven y
dichosa Bernardita, os ruego me hagáis merced de alegrar mi corazón con
vuestras influencias soberanas. Y así, Señora, como hicisteis brotar en
la gruta de Lourdes aquel manantial riquísimo de cristalinas y
saludables aguas, para remedio del cuerpo, derramad sobre mi pobre alma
las dulces
y fértiles aguas de la gracia, que apaguen mi sed por las
cosas de la tierra, y limpien mi espíritu para que sea digno de los
goces purísimos del cielo. Amén.
Rezar la SALVE.
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